Gracias Frankie
Érase una vez un garito. En él, se ponía música disco. Y era tan especial, que en las tiendas todos preguntaban por la música del local. Pero había un problema: «Warehouse» era un nombre demasiado largo. Así que las tiendas de vinilos comenzaron a catalogar la música que se pinchaba en el «Warehouse» como «House», palabra que destacaba mejor sobre los cajones de vinilos.
La revolución musical de Chicago consiguió su nombre. Pero faltaba el estilo.
Unido a cientos de producciones locales repetitivas creadas con primitivos aparatos, Frankie Knuckles comenzó a utilizar en directo, en el Power Plant, su nueva residencia, una caja de ritmos 909 para reforzar el golpe de algunos discos antiguos.
Esto, junto con las producciones locales, dotó a la sesiones de disco (y nueva música producida en Chicago) de un flujo continuo de música catalogada como House y salpicada de temas antiguos «reforzados» para el momento.
Música House tal y como la conocemos ahora.
Frankie Knuckles no fue el único (Ron Hardy ya utilizaba la 909 como base para toda la sesión, como ahora se hace tanto con los Traktor y Seratos), pero sí uno de los elegidos para crear una cultura musical.
Por todo esto, por contribuir a dar raíces a un estilo que tantos y tantos han disfrutado, disfrutamos y disfrutarán, gracias. Gracias, Frankie Knuckles. Y ya que estas ahí arriba, déjate de descansar en paz y enseña a las estrellas la filosofía de la música que se etiqueto como House gracias a ti.
¡¡Y gracias de nuevo!!
(Texto de Juanje López)